Can Culleretes, el restaurante situado en la calle Quintana, número 5, de Barcelona, cumple este año 230 años, lo que lo hace, según el Libro Guinness de los Récords, el restaurante más antiguo de Cataluña y el segundo de España, después de Casa Botín en Madrid.
Con motivo del aniversario la familia Agut-Manubens, que regenta el restaurante desde 1958, ha lanzado el “Menú Especial 1786”, un compendio de los platos típicos que han dado nombre al restaurante y un homenaje a la cocina “buena y a buen precio”, que implantaron a finales de los años 50 Sisco Agut y Sussi Manubens, y que hoy día sigue siendo el leit motiv de la casa.
Se trata de un menú a la carta de 32€, que consiste en entrantes, plato principal y postre. Entre los platos propuestos por la familia Agut-Manubens, encabezados en la cocina por Berna, Alberto y Juan Carlos, el comensal puede elegir degustar los famosos canelones de espinacas con brandada de bacalao, el arroz a la cazuela, el civet de jabalí o postres tan típicos de la casa como la crema catalana casera, elaborada por las propias copropietarias actuales del local, Montse y Alicia, e hijas de Sisco y Sussi. Un postre que, además, se convierte en un tributo a los inicios del restaurante, pues ya se servía allá por el siglo XVIII. El comensal también podrá escoger degustar en este menú, la cerveza artesana Culleretes.
Una propuesta gastronómica sin pretensiones, con un producto de mercado, de la Boquería, para ofrecer una cocina y unos platos sin artificios, con productos identificables, que definen, en un solo menú, la cocina de la familia Agut-Manubens, de un restaurante de toda la vida y de la gastronomía catalana de mercado.
Un restaurante con historia
Joaquim Pujol fundó el restaurante Can Culleretes a finales del siglo XVIII, en la calle Quintana número 5. En aquella época las especialidades de la casa eran, entre otras, la crema catalana, el chocolate y el mató. La familia Regàs compró Can Culleretes hacia el 1890 y desde entonces, se han servido platos típicos como la escudella, la botifarra con “seques” y la carne de caza. El buen comer y los “sopars de duro” de principios del siglo XX le dieron mucho renombre. Pero con todo, el establecimiento vivió momentos difíciles después de la Guerra Civil, cuando los Regàs los traspasaron al gremio de hosteleros y cocineros. En 1958 Sisco Agut y Sussi Manubens compraron el restaurante, y es a partir de entonces cuando se escribe la historia familiar más reciente de Can Culleretes, cuyo secreto de permanencia es doble. Por un lado, ha contribuido de manera decisiva el aire familiar del establecimiento; y, por otro, el esfuerzo de tres generaciones y una cocina casera.
Pero no es su dilatada trayectoria, la que proporciona los bocados más sabrosos de Can Culleretes, hechos de buenos recuerdos y sentimientos: una de las cosas que más ilusión hace a la familia Agut-Manubens es cuando alguien les comenta una anécdota pasada ocurrida entre las paredes del restaurante que, si hablase, podría escribir buena parte de la historia de Barcelona.