Nuestro país posee una larga tradición de chacinería, y se puede considerar, después de Alemania, la mejor elaboradora de embutidos por su variedad y calidad de Europa.
Toda esta gama tan diversa y especializada la podríamos clasificar con diversas nomenclaturas, pero la más tradicional y que se identifica con todas es el fiambre. Desde Andalucía, con su morcón gaditano, el lomo embuchado de Huelva, el jamón de Trévelez y una gran variedad de morcillas, pasamos a Castilla, con sus célebres chorizos y longanizas, sin olvidar el botillo leonés.
Actualmente, y gracias a la maquinaria adecuada, se aplican unas técnicas de elaboración de ciertos embutidos cuyas bases son las aves convertidas en unos deliciosos pasteles aromáticos por la mezcla de diversas pimientas, hierbas silvestres, sin olvidar el toque de la reina de las setas: la trufa.
El entrante variado de esta Navidad nos puede proporcionar un abanico de butifarras catalanas, «bisbes» y «bulls», -un excelso fuet entero colocado en medio de la mesa para ir cortando a gusto del comensal-, en un plato bien decorado, con las variedades de fiambre de ave y una selección de embutidos recios, fileteados en lonchas finas, con el huevo hilado tradicional o un poco de galantina para remarcar la festividad.
LOS VINOS
La opción para este plato con predominio de recios embutidos ibéricos se decanta hacia un maridaje vigoroso.
- Jerez, Manzanilla,Oporto seco. Cava brut. Murua Reserva 2002
- Un rioja al viejo estilo. Profundo, sabroso y con carácter.
- Las notas de madera fina, junto a unos taninos bien conjuntados, juegan un papel importante en esta conjunción gustativa.